lunes, 22 de agosto de 2011

Para informarnos mejor | La documentación en la Novela Romántica





Por Anna Karine

De pronto, surge una idea. Cuando vamos caminando por la calle, cuando escuchamos una canción, cuando respiramos un lugar al que nunca habíamos ido. Con entusiasmo llegamos a casa, nos sentamos frente al papel –o al teclado, hoy que vagamos por la era tecnológica- y comenzamos a escribir. Pero arribamos a un punto en el que algo no termina de cuadrar: mientras imaginamos, es común que nos dejemos llevar por la inspiración y, como en un sueño, algunas situaciones se resuelvan del modo más imprevisible. Entonces nos recordamos que no estamos en compañía de la almohada, sino escribiendo algo que, esperamos, llegue a un lector. Es este el momento en que nos damos cuenta de que, si deseamos escribir algo de calidad, debemos dejar de lado el sueño y buscar información.

Informarse nunca ha sido fácil. Es una tarea pesada y que rompe con nuestro ritmo de escritura, porque no vemos la hora de plasmar en el papel lo que ronda nuestros pensamientos. Sin embargo, es importante destacar que somos seres humanos, no computadoras, y no podemos saber todo acerca de todo, por eso es necesario que el escritor sea asimismo un gran lector y, algo que no siempre se nombra, un buen investigador, un curioso nato.

Es moneda corriente escuchar que las novelas románticas son pseudo-literatura, con lo cual muchos creen que para escribir una obra del género antedicho no es necesario realizar un proceso de documentación. Otro mito muy común es que la novela romántica contemporánea no requiere de investigación, como sí la histórica. Es hora de derribar estas suposiciones, pues a veces resulta más complicado encontrar información acerca de algunos asuntos contemporáneos que históricos, y no podemos escribir contemporánea sin saber del todo de qué estamos hablando.

¿Cómo podemos, entonces, informarnos mejor? Si somos escritoras, debemos pensar primero en
los libros. Nada con información más certera y certificada que la letra impresa, aunque en este punto vale aclarar que, tras el auge de la ciencia que muchos llamamos opinología, podemos encontrar datos inciertos y mentirosos también en los libros de texto, de modo que bien nos corresponde investigar primero autores reconocidos en la materia que se trabaja, pedir consejo bibliográfico a personas del área solicitada y concurrir a la biblioteca. A las señoritas del dos mil que se incorporan recientemente a esto de la escritura romántica: sí, aun con sus lumbres y sus silencios, también existen las bibliotecas.

Imaginemos lo difícil que resultaba para una autora de los años ’80 conseguir información. Hoy en día, contamos no sólo con los libros y la gente –ya trataremos este punto en los próximos párrafos-, sino además con la magia de los ordenadores.

En este punto, vamos a rescatar Internet del fuego en que lo consumimos cuando enaltecimos los libros de texto. No todo lo que nos devuelve san Google cuando tecleamos una frase o palabra es malo o inútil, por el contrario, Internet sirve de conexión con el mundo y, bien utilizado, con una base certera del tema que se busca, es una buena fuente de información que nos permite, por
ejemplo, ambientar nuestras historias en países lejanos, o contactarnos con gente del mundo que pueda colaborar desinteresadamente con nuestro proyecto.

Pasaremos a nombrar, por consiguiente, nuestra fuente de información más rica y accesible: la realidad.

El escritor debe ser, además de todo lo que ya dijimos, un gran observador. Nada más polifacético y verosímil que la realidad misma, la que luego debemos encontrar el modo de plasmar en nuestro libro. Contactarnos con gente, entablar conversación con profesionales, preguntar todo lo que no sabemos. Si vamos a hacer que uno de nuestros protagonistas sea abogado, tenemos que saber cómo hablan, actúan y piensan en general los abogados; si los vamos a inmiscuir en un caso policial, debemos saber los pormenores
de las investigaciones y tratamiento de casos que hacen los policías.

Además, la ley, las normas que rigen la educación, la medicina, la arquitectura, todo lo que nos rodea, cambian de acuerdo con el lugar y el tiempo, por eso es importante contactar con personas que se dediquen al rubro que nos hace falta, y el cual no tenemos por qué dominar tan bien como la escritura.

Sin embargo, es cierto que a veces no tenemos un abogado o médico cochinchino que responda nuestras preguntas. Bien, para eso sale a nuestro rescate Internet, una gran fuente de personas de todas partes del mundo que, si bien nos puede conducir a un fraude, también nos puede aportar un gran abogado, médico o arquitecto que atienda nuestras consultas. Es increíble la cantidad de personas dispuestas a colaborar que se pueden encontrar en foros y páginas afines. Yo he contactado, por ejemplo, con una nativa Sioux para la elaboración de una de mis novelas, y con un empleado del petróleo para otra, sólo hay que saber buscar y diagnosticar que nos están diciendo la verdad.

Para eso debemos informarnos previamente acerca del tema. Ésta información también nos será útil para formular preguntas concretas y no cansar a nuestros generosos interlocutores.

Una página en la que pueden encontrar muchos informantes es Yahoo!Respuestas. La recomiendo por la calidez de muchas personas –aclaro que hay que tener buen ojo para encontrarlas- y los contactos que allí podemos establecer, siempre que vayamos a la sección adecuada para el tema que nos ocupa.

Recuerden siempre que un escritor informado, equivale a un lector satisfecho con nuestra obra.

Fue un gusto participar de este espacio,

Gracias y saludos para todos.




Anabella Franco, a veces bajo el seudónimo Anna Karine, es escritora de novela romántica y docente de Literatura. Nació en Quilmes, Buenos Aires, Argentina, estudió Letras y Corrección Literaria, y comenzó a escribir desde muy joven, lo cual se convirtió luego en su profesión. Leyó su primera novela romántica a los trece años y eso la enamoró del género.

Se desempeñó como jurado en diversos concursos literarios y como coordinadora en talleres de escritura. Ganó varios certámenes de cuento y publicó su primer relato en 2005. Desde entonces han visto la luz muchas publicaciones en antologías hasta que en 2011 se editó su primer libro.

Obras publicadas:
"Malas intenciones" (como Anna Karine), septiembre 2012
"Nada más que una noche" (como Anabella Franco), diciembre 2012
"Una noche con ella" (como Anabella Franco), junio 2013

Blog oficial de la autora: http://annakarine.blogspot.com/



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6 comentarios:

  1. Es cierto que documentarse es algo aburrido, pero también muy necesario. Si no conoces el ambiente del que hablas falla todo, desde la historia a los personajes y tu libro o no llega a terminarse nunca o no será de los favoritos de los buenos lectores...

    Cuando me toca buscar información, primero consulto en google, después paso a los libros. No es porque no crea en los libros, al contrario: es para tener una bibliografía interesante que consultar.

    Besos!!

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  2. Hola Maga,

    Es un muy buen método recopilar bibliografía en internet y después visitar una biblioteca local para revisar la lista de libros.

    Algunos tips adicionales que a mí me sirven mucho: Google books es efectivo para buscar bibliografía sobre casi cualquier tema, pero el verdadero tesoro está en la base de datos de revistas completas. Aquí dejo el link para que todas puedan consultarla: Google Magazines.

    Otro sitio donde encontrarás muchísimos libros completos es library.nu. Es muy útil para investigar temas de historia, también hay tesis académicas sobre los más diversos temas.

    Documentarse no tiene por qué ser aburrido. Yo disfruto muchísimo aprendiendo de todo un poco (quizás se deba a que soy una curiosa incurable!).

    Besos!

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  3. Yo también disfruto mucho documentándome, si los temas son de mi interés (casi siempre lo son porque se relacionan con lo que estoy escribiendo). Por ejemplo el otro día me encontré leyendo el código de edificación de la ciudad de Nueva York en inglés jajaja ¡lindo mareo me di! Pero encontré lo que buscaba y mucho más.

    No lo incluí en el artículo, pero las películas y series también ayudan mucho a conocer temas y contextos para nuestras novelas, aunque debemos tener cuidado porque no siempre dicen la verdad, y nuestros textos podrían transformarse en reinterpretaciones de reinterpretaciones de la realidad :S

    ¡Besos!

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  4. Me encanta la fase de documentación porque damos a veces con detalles cotidianos tan sorprendentes...
    También reconozco que es la tarea más ingrata del escritor, porque el 90% de los datos documentales obtenidos no aparecen luego en el libro. Aún así, como dice Anna, es tarea imprescindible ya que enriquece el texto y la historia, y el lector percibe ese trabajo al leer la novela.
    Una curiosidad que quizá pueda ayudar: a la hora de crear ambientes, escenarios, vestuario y detalles cotidianos, yo me documento mucho con fotografías antiguas y daguerrotipos de la época, me ayudan a "ver" los escenarios tal cual eran y a no dejarme guiar por la fantasía ni por los clichés (con frecuencia, falsos) que nos llegan a través del cine.
    Un saludo desde España.

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  5. Coincido contigo, Olivia. Me encanta mirar fotos antiguas cuando tengo que plasmar un contexto determinado, ayudan muchísimo y, además, son muy hermosas. De todos modos, a veces debemos romper un poco con tanta verosimilitud para adecuar las novelas a las costumbres modernas.

    ¡Besos!

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  6. No es que sea aburrido, lo que pasa es que te interrumpe cuando te parece que estás en un punto muy interesante de la historia. Pero es imprescindible la documentación, ayuda a dar veracidad a la historia, además te enriquece como escritor, yo he aprendido un montón de cosas documentándome, aunque como dices, de toda esa documentación sólo utilice una pequeña parte.
    Saludos desde Valdeorras

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